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Alejandro Vázquez Ortiz

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Alejandro Vázquez Ortiz (Monterrey, Nuevo León, 1984) realizó sus estudios en filosofía y literatura en la Universidad Complutense de Madrid y es miembro del Centro de Escritores de Nuevo León de CONARTE. También pertenece al Consejo de Editorial An.alfa.beta, en donde publicó su Artefactos (2012) y La virtud de la impotencia (2015).

Vázquez Ortiz ha sido galardonado con el Premio Ciudad de Getafe de Relato Corto 2009; el Premio Nacional de Cuento Joven Comala 2015, por el trabajo Deja de decir a Dios qué hacer con sus dados, publicado como La virtud de la impotencia en 2015; y el XXXI Premio Nacional de Cuento Fantástico y de Ciencia Ficción de Puebla, con el texto El mono que escribió el Quijote (Librosampleados, 2018).

Alejandro Vázquez Ortiz (Monterrey, Nuevo León, 1984) fulfilled his philosophical and literary studies in the Complutense University of Madrid. He is currently a member of the editorial board in Editorial An.alfa.beta, where he published Artefactos (2012). He is also member of the Center of Writers of Nuevo León.

Vázquez Ortiz won the City of Getafe Award for Best Short Narrative in 2009 and the National Award for Short-Stories by Young Authors Comala in 2015, for his work Deja de decir a Dios qué hacer con sus dados, published as La virtud de la impotencia (2015). His story El mono que escribió el Quijote (Librosampleados, 2018) won the XXXI National Puebla Prize for Science Fiction and Fantasy Short Story.

Obras publicadas/

Published titles

El corredor: o las almas que lleva el diablo

El corredor es un alarido de metal y literatura cuya virtud primordial es llevar al lector a un paroxismo, a esa exaltación propia de los derviches y pilotos cuyos bólidos están avizorando, en fracciones de segundo, la pared donde habrán de estrellarse, el fuego donde serán desgarrados por engranajes y ángulos enfurecidos.

Alejandro Vázquez Ortiz ha logrado escribir un mecanismo narrativo cromado, con varias capas de pintura donde conviven la violencia y la desesperación, donde el vértigo y el vacío son las únicas certezas. Aceite quemado, autopistas interminables que brillan en el desierto como pistones al rojo vivo, un terraplén de grava y concreto habitados por automóviles, sangre y dolor. Esta novela no es ajena a un fetichismo, no es ajena a nosotros, humanos al borde de todo. Y eso es lo que la vuelve memorable.

El corredor is the howl of metal and literature, whose best feature is that it takes the reader to a paroxysm. That characteristic exaltation of the dervishes and of pilots whose bolide is envisioning, in a matter of seconds, the wall in which they could crash, the fire in which they would be torn apart by gears.


Alejandro Vázquez Ortiz has managed to write a chrome plated narrative mechanism with several coats of painting where violence and despair coexist, where vertigo and void are the only certainties. Burned oil, endless highways that shine like the bright red dessert, an embarkment of gravel and concrete occupied by cars, blood and pain.

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